Seguridad entre la muchedumbre: más descentralización para un sistema financiero más seguro
Tras el colapso de FTX y Alameda Research, no es de extrañar oír comentarios sobre el fin de Bitcoin o de las criptomonedas en conjunto. Sin embargo, estas afirmaciones no pueden estar más equivocadas. Es el momento de aprovechar la oportunidad de aclarar las cosas.
Comencemos por la parte más obvia: los errores que Sam Bankman-Fried y sus asociados hayan podido cometer no guardan relación con Bitcoin ni con las finanzas descentralizadas. De hecho, es importante aclarar que en un mundo completamente descentralizado, estos errores no habrían sido posibles.
No nos corresponde a nosotros asegurar que la descentralización podría haber evitado la corrección del mercado de las criptomonedas provocada por el exceso de inflación de los precios; sin embargo, seguro que habría sido una alternativa mucho mejor.
Por lo que sabemos, la desaparición de FTX fue el resultado de una mala gestión (y posiblemente de un fraude a gran escala) que desencadenó una crisis de liquidez que, a su vez, provocó el pánico entre los inversores. En otros contextos, este fenómeno también se conoce como pánico bancario .
Protección bajo llave criptográfica
¿Cómo podría la descentralización evitar que esto ocurra?
En las finanzas tradicionales, los inversores confían sus recursos a bancos, corredores y otras entidades. Esta confianza se basa en la idea de que estas grandes instituciones están sujetas a regulaciones y tienen una reputación que mantener, lo que, en principio, debe disuadirlas de estafar a sus clientes.
Con la entrada en escena de la blockchain y los contratos inteligentes programables, pudimos reemplazar las garantías de seguridad de los intermediarios que habían dominado el sistema durante siglos por código y criptografía. Así fue como nació el concepto de las finanzas descentralizadas (DeFi).
¿Suena bien, verdad? Todo habría sido muy bonito si no fuera por el hecho de que el mundo no pasó a ser un mundo descentralizado de la noche a la mañana. De hecho, cientos de elementos siguieron centralizados y aún siguen estándolo a día de hoy. Cientos de protocolos centralizados emergieron con la promesa de ayudar a los recién llegados al mundo de las criptomonedas a orientarse con seguridad en el nuevo panorama financiero.
A pesar de las ventajas que ofrecían las exchanges descentralizadas (tarifas más bajas, transparencia, control de los usuarios sobre las claves), los mercados centralizados siguieron dirigiendo el grueso del volumen de negocio de las criptomonedas.
Y aunque estas exchanges descentralizadas utilizaban las herramientas de DeFi, lo cierto es que no estaban completamente descentralizadas. Esto fue lo que ocurrió también con otros proyectos, incluidos los primeros puentes Bitcoin-Ethereum: confiaban en guardianes centralizados para proteger los activos en lugar de utilizar el código y la criptografía.
Fue entonces cuando llegó 2022.
Con los ataques realizados a los puentes y los desastres de las CEX, se perdieron miles de millones de dólares. Sin embargo, estos problemas también sirvieron para recordar dos verdades importantes: la primera de ellas es que la descentralización de un sistema depende de la descentralización de su punto más centralizado, y la segunda es que toda centralización conlleva un riesgo.
Irónicamente, un par de semanas antes de recibir las noticias sobre FTX y Alameda, SBF publicó un proyecto de regulación de las DeFi que enfureció a los fundadores de las DEX, quienes decían que el proyecto se debería haber centrado en las plataformas centralizadas.
En las plataformas centralizadas de criptomonedas, actores sin escrúpulos han podido operar a sus anchas de un modo que no habrían podido hacer ni en el entorno de las finanzas tradicionales ni en las DeFi. En las finanzas tradicionales, los reguladores se ocupan de supervisar a las entidades bancarias. En las DeFi, los protocolos centralizados, al operar a la vista del público, se rigen por unas normas mucho más amplias y estrictas: las que dicta la comunidad. Por ello es posible hallar seguridad entre la muchedumbre.
Transparencia radical para combatir la criminalidad radical
Es imposible esconderse en una habitación que no tiene rincones. Este principio también es aplicable a los sistemas abiertos completamente descentralizados.
El problema con FTX es que los inversores no sabían cómo se estaban utilizando sus fondos. En realidad, el problema fue el típico caso de desvestir un santo para vestir a otro, ya que los depósitos de los clientes se estaban utilizando para financiar actividades en nombre de FTX y Alameda. Si todo hubiese estado en la cadena, esto no habría podido suceder a no ser que la comunidad hubiese acordado transferir fondos a un grupo completamente desconocido. Huelga decir que ninguna comunidad DeFi habría votado a favor de algo tan manifiestamente fraudulento.
Los abogados de FTX argumentaron ante un tribunal de quiebras de Delaware (EE. UU.) que SBF solicitó al cofundador de FTX, Gary Wang, la creación de una puerta trasera secreta a FTX para que Alameda pudiera tomar prestados fondos de clientes de la exchange sin permiso. Esto también habría sido imposible en un sistema descentralizado. Utilizar la tecnología para ocultar cosas a los auditores es justo la antítesis del propósito de las DeFi.
La transparencia también ayuda en otro ámbito: evitar el pánico.
Si una entidad bancaria centralizada custodia los fondos de otras personas, siempre existe la posibilidad de que algo espante a los depositantes y los lleve a solicitar la retirada de fondos de forma masiva. En una exchange descentralizada, los inversores son los responsables de sus activos, por lo que el pánico financiero no tiene cabida.
Entonces... ¿Por qué sigue presente la centralización?
Esa es una buena pregunta. ¿Por qué no está todo descentralizado en las DeFi?
Hay dos motivos. El primero es que todavía hay limitaciones técnicas en ámbitos como, por ejemplo, la búsqueda y la determinación de los precios. El otro es que el ser humano es codicioso por naturaleza e intenta hacerse con el poder y la influencia en periodos alcistas. De ahí la aparición de gigantes de las criptomonedas en 2020 y 2021.
Sin embargo, esto no significa que no tengamos que hacer todo lo posible por avanzar hacia la descentralización. En estos momentos, debemos trabajar para minimizar la confianza depositada en terceras partes en los proyectos que decidamos llevar a cabo.
El tiempo dirá si el turbulento año 2022 marcó el fin de las exchanges centralizadas. Sea como sea, los hechos vividos el año pasado fueron una importante prueba de la necesidad de las DeFi. Si queremos crear un nuevo sistema financiero resiliente y que genere suficiente confianza como para que miles de millones de personas lo utilicen, debemos crear una infraestructura descentralizada de base para dicho sistema.
Si conseguimos hacerlo, las DeFi seguirán creciendo y, con ello, también crecerá su relevancia. Cuantas más personas lo adopten, más resistente será el sistema. En este caso, la cantidad aporta seguridad.
Este afán por una infraestructura financiera totalmente descentralizada es la fuerza que está detrás de la creación de tBTC. Threshold ha acelerado el lanzamiento de la segunda versión de su puente Bitcoin-Ethereum descentralizado sin renunciar a un ápice de seguridad.
El protocolo tBTC v2 es una solución de puente completamente descentralizada que abre el mundo de las DeFi a los holders de Bitcoin. Al tratarse de una solución abierta y accesible para todos, ofrece una forma segura de proteger Ethereum mediante criptografía y código, y no a través de individuos.
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