Artículo de opinión de la organización Marketing Guild de Threshold
Con el paso de los siglos, el significado del término “cheater” (tramposo) ha ido cambiando paulatinamente. Originalmente, la palabra “cheater” se utilizaba para hacer referencia a un concepto bastante técnico y específico. En realidad, se trataba de un ministerio de la Corona Británica. En el siglo 14, el término “cheater” (tramposo) o “escheater” (confiscador) se utilizaba para hacer referencia a las personas responsables de confiscar bienes (escheats), en su mayoría tierras, en favor del rey cuando los propietarios fallecían sin tener ningún heredero legítimo claro.
Probablemente no resulte nada difícil comprender las razones por las que esta palabra ha evolucionado hasta tener el significado que hoy conocemos de “persona engañosa de poca confianza”. Según parece, los confiscadores tenían fama de ser personas sin escrúpulos que distorsionaban las leyes en favor del rey.
El término “descentralizado”, muy presente en el mundo de las DeFi del siglo veintiuno, se ha visto afectado por un efecto entrópico muy similar, aunque el significado de este término está evolucionando con mayor rapidez. La evolución del lenguaje y los cambios que se producen en el significado de las palabras con el paso del tiempo son fenómenos inevitables. Si bien es positivo que el término “cheater” (tramposo) ya no se utilice para hacer referencia a una profesión específica, sino al comportamiento de un individuo, el cambio que ha experimentado el concepto de “descentralización” no ha sido tan positivo.
Lo cierto es que el concepto de “descentralización”, tal como se aplicó en un principio al mundo de la criptografía y la tecnología blockchain, se ajustaba a la definición que proporciona el diccionario:
“Redistribución o dispersión que no recae en ninguna autoridad o ubicación central”.
En otras palabras, el término descentralización, en el mundo de las finanzas, hacía referencia al hecho de que no existía ningún órgano centralizado responsable de la custodia de los activos, como, por ejemplo, los bancos.
Sin embargo, hoy en día, “descentralización” se utiliza para hacer referencia a algo más: una realidad más vaga y amorfa. Más allá de la pompa y el revuelo que pueda suscitar esta palabra, en la actualidad, “descentralizado/a” se utiliza para hacer referencia a “cualquier plataforma compleja basada en Web3 o Blockchain y cuyo funcionamiento resulta difícil de comprender”.
Este uso trivial del concepto de “descentralización” implica numerosos riesgos. Entre ellos, el más grave es el de dejar a un lado el concepto revolucionario y realmente importante de las DeFi, ya que este mal uso del término no permite distinguir lo que en realidad determina si algo está descentralizado, las razones por las que es preferible la descentralización o las herramientas que indican cuándo está presente la descentralización.
La descentralización consta de dos componentes esenciales: resiliencia y pérdida del poder de censura.
Resiliencia
La resiliencia implica que la capacidad para dar por concluida cualquier cuestión, cerrar las operaciones y abandonar la mesa no está en manos de una única entidad. En su lugar, la capacidad para continuar reside en multitud de partes que disponen de medios para mantener las operaciones en marcha.
Pongamos el ejemplo de WBTC: se trata de un servicio centralizado. Si WBTC decidiera cerrar su puente, todos los activos WBTC de Ethereum dejarían de poder canjearse.
Por otro lado, WBTC no tendría ningún tipo de problema si optara por mantener su puente en funcionamiento y bloquearle a usted específicamente para que no pueda utilizar su servicio. En este caso, la falta de resiliencia no solo afecta a WBTC, ya que usted, como usuario, también se vería privado de resiliencia en caso de que su actividad se viera limitada. Esto nos lleva al segundo ingrediente básico de la descentralización y que se explica a continuación.
Pérdida del poder de censura
La gran ventaja de la descentralización es que el poder, ya sea para dar por concluida cualquier cuestión o para censurar a determinados individuos recae en numerosas partes y no en una única autoridad. Si una cartera determinada de tBTC v2 o v1 desea bloquear su capacidad para canjear activos, puede hacerlo. Es algo que no se puede impedir. Sin embargo, en la red operan multitud de carteras al mismo tiempo. Por lo tanto, si una cartera decide censurarle, basta con ir a otra cartera y canjear los activos. De este modo, el poder para censurar a cualquier usuario nunca está centralizado.
La única manera de “censurar por completo” a un individuo en un sistema descentralizado sería que todos los usuarios acordaran censurar a un individuo al mismo tiempo. Esto no se parece en nada a lo que sucede en los sistemas centralizados, en los que un órgano central es el que toma las decisiones.
La realidad es que se está perdiendo de vista el sentido que tienen estas dos cualidades que, a su vez, definen el concepto de la descentralización. Prueba de ello es que cuando hablamos de “finanzas descentralizadas” a los nuevo usuarios o a individuos que no están familiarizados con este concepto, a menudo la respuesta que recibimos es la de: “Sí... Como en Bitcoin y Ethereum, ¿verdad?”
La descentralización es algo más complejo. Aunque en sus inicios las criptodivisas fueron sinónimo de descentralización, cuando se empezaron a verse como un nuevo “Lejano Oeste” o como “la nueva frontera”, numerosas plataformas de DeFi prepararon el terreno, constituyeron ciudades, inauguraron cantinas, oficinas del sheriff y, lo más importante, abrieron bancos.
En definitiva, si su sistema “descentralizado” carece de resiliencia y de resistencia a la censura, entonces es cheating (tramposo).